jueves, 17 de abril de 2014

Necesitas evaluarte cada día
Por Andrés Panasiuk
Si quieres que tu caminar diario por el sendero del éxito sea cada vez mejor, necesitas evaluarte honestamente y con regularidad.
Cada noche, en la intimidad de tu hogar, después de tus oraciones y antes de irte a dormir, piensa:
¿Qué me salió bien en el día de hoy?
¿Qué debo repetir mañana?
¿Cuáles fueron los desafíos de este día de trabajo?
¿Cuáles son las cosas que jamás debería volver a repetir?
Muchos de nosotros no nos evaluamos porque tememos mirar cara a cara nuestros desaciertos. Asociamos los errores cometidos con algún tipo de debilidad en nuestro carácter o en nuestra personalidad.
Sin embargo, no debes tener temor de cometer errores. Confucio dijo: «Nuestra mayor gloria no está en que nunca hayamos caído, sino en que cada vez que caemos, nos hemos levantado».
En la senda del éxito, las caídas y los errores te forman o te destrozan. En realidad, no es el error lo que cuenta, sino la manera como respondes a él.
Responder apropiadamente a las caídas requiere, por un lado, de una sincera evaluación personal para entender las causas que condujeron al error. Por el otro, exige humildad y tenacidad en proporción suficiente como para aprender la lección recibida de los errores, realizar los cambios necesarios, ponerse de pie, sacudirse el polvo de la ropa y continuar avanzando.
Los errores no son eventos puntuales en la vida, no ocurren simplemente «por arte de magia». Los errores son el resultado de un proceso que nos llevó hasta esa situación. Tomemos, por ejemplo, el divorcio. Muchos me dicen: «Andrés, ¡que problema tan serio este del divorcio!» Sin embargo, el divorcio no es el problema sino simplemente la consecuencia de una serie de problemas. El divorcio es el resultado final de la acumulación de problemas que tiene la pareja: problemas de comunicación, problemas para resolver conflictos, problemas con sus prioridades personales, problemas de valores o problemas para relacionarse y tratarse como seres humanos.
Cuando una pareja contempla la ruptura de la unidad familiar, en realidad esa separación no sucede cuando la pareja se divorcia. El divorcio fue la expresión externa de la desintegración que la familia venía viviendo internamente ya por un tiempo considerable.
Así mismo ocurre con las faltas. Ellas son la expresión externa y el resultado final de un proceso que nos llevó a cometerlas.
No obstante, es muy importante aceptar que todos cometemos errores. Si eres un ser humano y respiras, entonces cometerás errores hasta el último día de tu vida. Existe un estudio realizado por la profesora Lisa Amos, de la Universidad Tulane19 que revela que los empresarios de éxito se han ido a la quiebra un promedio de 3.8 veces antes de levantar el negocio que realmente les funcionó.
Luego de viajar por los cinco continentes y enseñar a cientos de miles de personas, me he dado cuenta que la gente realmente exitosa es aquella que tiene la habilidad de convertir constantemente los limones agrios en una refrescante limonada y las caídas en triunfos.
James Russel Lowell solía decir que «los errores son como los cuchillos: te sirven o te cortan… todo depende por dónde los tomes, si por el filo o por el mango».
Si quieres una evaluación sincera de la causa de fondo por la cual cometiste algún error, pregúntale a tu cónyuge. Generalmente el esposo o la esposa tiene una perspectiva mucho más neutral de las cosas que uno mismo debería mejorar.
Escribe un diario. Toma notas. Reflexiona sobre el día que ha pasado y desarrolla tu plan de acción para el día que viene por delante.
Aprende de los errores de los demás pues nunca vivirás lo suficiente como para cometer todos los errores necesarios para aprender a caminar exitosamente día tras día.
Convierte tus desaciertos en tus mejores amigos. Toma tiempo para estudiarlos, invierte esfuerzo en comprenderlos. Aprende de ellos.
Sydney Harris escribió:
«Un ganador es aquel que sabe cuánto le queda por aprender, aún cuando los demás le consideren un experto. Un perdedor quiere que los demás lo consideren un experto, aún antes de haber aprendido lo suficiente como para entender lo poco que sabe».
Una última recomendación personal: busca algunas amistades de mucha confianza (dos a cinco personas, todos del mismo sexo) y establece un equipo de autoevaluación al cual puedas dar cuenta por los actos de tu vida. Por tus logros y por tus fallas. Por tus áreas fuertes y por tus áreas débiles. Personas a las que tengas que rendir cuenta de tus actos y de quienes recibas consejo.
Tengo un par de amigos con los que me reúno con cierta regularidad y a quienes he dado permiso para que me hagan preguntas que apuntan a fortalecer mi vida laboral, mi vida familiar y mi vida interior. Preguntas, por ejemplo, como estas:
¿Has dado lo mejor de ti esta semana y has hecho cada tarea con excelencia?
¿Has hecho algo que podría dañar tu reputación?
¿Has estado en alguna situación comprometedora con alguien del sexo opuesto?
¿Has pasado cantidad y calidad de tiempo suficiente con tu esposa y tus hijos?
¿Te has comportado de una manera íntegra e irreprochable delante de Dios y de los hombres?
El ser responsable delante de alguien por el desarrollo de nuestra vida y nuestro carácter ayuda tremendamente a enfocar nuestra atención y nuestra energía en fortalecer áreas flojas en nuestra personalidad y a prevenir problemas de carácter en el futuro. Busca a alguien que sea tu mentor, pero asegúrate que sea alguien que haya salido triunfante, a pesar de haber pasado por errores y caídas en su vida o en su empresa.
Algunas recomendaciones y pensamientos finales… Leí en algún lugar:
• Toma unos minutos cada día para evaluar tu vida.
• Toma un día doce veces al año para evaluar tu mes.
• Toma una semana del año para reflexionar en el pasado y mirar hacia el futuro.
• Toma un tiempo cada día para arreglar tus cuentas con Dios.
Mírate con honestidad, Cuestiónate con liberalidad, Arrepiéntete con integridad y Cambia con humildad y valentía las cosas que necesites cambiar en tu paso diario por el sendero de la vida.
Tomado del libro Los 7 secretos para el éxito© 2004 Editorial Caribe, Inc. Una subsidiaria de Thomas Nelson, Inc. Autor: Andrés Panasiuk ISBN 0-88113-831-2

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